sábado, 5 de mayo de 2007

rodar y rodar ...rodar y rodar


La primera "zona de juegos" que tuvo H fue una bola de plástico. Una semana antes que llegara a casa le compré todas sus cositas, y una de mis primeras inversionas erizas fue un receptáculo plástico que prometía mucha diversión en cualquier lugar. La ventaja de estas cosas es que se pueden sacar de su suporte, así que si estas atento puedes dejar que el erizo recorra la casa de punta a cabo, y los rincones potencialmente peligrosos dejan de serlo mientras la bola no quepa dentro. Otro punto a favor es que al ser transparente son amigables con los animalitos que se ponen dentro, pues pueden espiar y ver quien se les acerca.

En fin, tantas bondades que son muchas para escribirlas todas. Aún así H nunca quiso su pelota. Recuerdo cuando se la presenté: desde un principio le puso mala cara: después de oler y re oler el plástico por varios minutos al fin decidió entrar y ver en qué le podía servir el nuevo juguete, pero una vez cerrada la entrada y ya en posición, se dio cuenta que estaba atrapado sin salida y creo que en ese mismo segundo la odio. Y no hubo caso, si se movía era solamente por la deseperación de huir del lugar, cada vez corría con más ganas, sin embargo, paraba y olía la puerta como esperando que con el ejercicio cumplido la compuerta se abriera para liberarlo del mal rato. No le costó nada identificar la puerta, así que cada medio minuto traba de abrirla con sus patitas.Un chiste. Además si soltaba la bola en el suelo, tan libre no podía andar porque en mi casa hay alfombra y con los pelos acrílicos era poco lo que avanzaba. Y para rematarla los erizos cuando corren van ensuciando todo a su paso, entonces finalmente tenemos una esfera con erizo estrezado y mucho que limpiar. Por lo demás el plástico tiene agujeros por donde la orina se filtra y la rueda, así que no todo se limita a la estrecha circunferencia, la famosa bolita también va dejando una estela de sorpresitas en su recorrido. Nada menos higiénico.

He sabido de erizos que realmente adoran este tipo de rudas. Yo no las recomiendo... a menos que se usen esporádicamente. No son limpias y los ericitos no pueden decidir cuando salir, están obligados a moverse y no me parece sana tanta dependencia en los momentos de juego.

3 comentarios:

Carla Seguel dijo...

Yo también tuve el mismo problema... Iggi odia las ruedas de todo tipo, incluso una que le traje especialmente desde México (nada de barata, por lo demás). A ella lo que le gusta son las escaladas en los cojines del living, mientras vemos televisión. o explorar bajo los muebles.

Anónimo dijo...

yo he leido en otra web que hay erizos que se vuelve locos por no poder salir...los pobres

Anónimo dijo...

Yo me informe antes d comprarla... y me comentaron en la facultad (estudio veterinaria) que no son nada recomendables puesto que, al verse encerrado el animal padece demasiado estres, lo que le puede ocasionar trastornos de comportamiento.
As que hiciste bien en retirarsela y optar por una rueda!